La Liga Asobal ya conoce el nombre de uno de los nuevos equipos con los que contará la próxima temporada. Se trata del Horneo EÓN Alicante, que el sábado ganaba al UBU San Pablo Burgos por 32-35 en la última jornada de la competición regular y lograba así el billete –por primera vez en sus escasos ocho años de andadura– a la máxima categoría del balonmano masculino. Uno de los que celebraba por todo lo alto este histórico ascenso era Josu Arzoz Azofra, pivote navarro de 21 años, que esta campaña ha jugado cedido por el Helvetia Anaitasuna en el conjunto alicantino, en cuyas filas también está brillando Ander Torriko, exjugador del equipo verdiblanco.

El de Zizur Mayor (7/05/2004) completó un extraordinario partido en la pista burgalesa, donde acabó como máximo goleador del EÓN Alicante con 7 tantos junto a James Lewis Parker. Internacional en las categorías inferiores de la selección, Arzoz tiene ya en su vitrina dos campeonatos de Europa con los combinados juvenil y júnior –conseguidos en 2022 y 2024, respectivamente– y un título mundial con la camiseta de los Hispanos juveniles –2023–.

Con el objetivo de ganar experiencia y sumar minutos, el Helvetia Anaitasuna decidió cederlo esta temporada a una categoría exigente, la División de Honor Plata, y más en concreto al Horneo EÓN Alicante. Un equipo liderado desde el banquillo por toda una referencia como Fernando Latorre, y que ha armado una plantilla muy competitiva y de calidad para dar el salto a la Liga Asobal. Con nombres como los de James Parker, Darko Dimitrievski o Ander Torriko, que tras su sorpresiva salida al final de anterior campaña del Helvetia Anaitasuna recaló en las filas alicantinas, donde es la máxima referencia ofensiva. De hecho, es el pichichi de la categoría con 205 goles.

Foto de celebración tras el ascenso. EÓN Alicante

Arzoz fue cedido por el Helvetia Anaitasuna después de que el conjunto navarro le renovara hasta el 30 de junio de 2026, con la posibilidad prorrogar hasta 2027. La operación no incluía opción de compra, por lo que en principio regresaría a su equipo, que tiene ya segura la marcha del capitán Aitor García en la posición de pivote. Mientras, el internacional navarro disfruta de este ascenso.

Alicante, de nuevo en la elite masculina

El Horneo EÓN devuelve así a Alicante, una de las cunas del balonmano español, a la elite más de tres décadas después.

El club, con apenas ocho años de vida, se marcó como objetivo vital recuperar la categoría y reverdecer los laureles del mítico Calpisa, conjunto que dominó la competición en la segunda parte de la década de los 70 con varios títulos nacionales y uno internacional.

Calpisa, heredero natural del Obras del Puerto, uno de los clubes fundadores de la Liga española, languideció a mediados de los 80, dando paso al Hércules-Calpisa, Tecnisán y Helados Alacant, hasta que la marca del original Club Balonmano Alicante acabó desapareciendo.

Desde entonces, varios clubes intentaron reivindicarse como los legítimos herederos de la marca con el objetivo de liderar el renacer del balonmano en Alicante.

El CBM Costa Blanca adquirió los derechos del club desaparecido, pero fracasó en su intento de llegar a la elite, como también Estudiantes, cuya aventura apenas duró un curso.

Los colegios Maristas y, sobre todo, Agustinos, también iniciaron proyectos independientes y rivales, hasta que apareció el Sporting Salesianos y su principal mecenas, Pepe Sánchez, en 2017.

El empresario alicantino se marcó como objetivo alcanzar la elite a medio plazo. Para ello rebautizó al club con el nombre de EÓN Alicante, ya que el primer reto era unir a todas las familias del balonmano alicantino bajo una nueva marca ajena e independiente del pasado.

Tras acceder a la División de Honor Plata, el EÓN, antes de lo previsto, se encontró en 2022 con la posibilidad de lograr el ascenso en una eliminatoria de promoción ante el Sinfín Santander que se resolvió a favor del equipo cántabro.

A pesar de la derrota, el club se dio cuenta de que el ascenso no era una quimera y, tras un año en el que bordeó el descenso, se encomendó a Fernando Latorre como entrenador, leyenda del balonmano alicantino.

EÓN le dio al técnico, que ya había ascendido, consolidado y llevado a Europa al Benidorm, tres años de contrato y poder absoluto para diseñar una plantilla potente.

El equipo tuvo que jugar en el exilio del pabellón del colegio Maristas, ya que el mítico Pitiu Rochel, templo del balonmano nacional, tuvo que ser remodelado, lo que condicionó el rendimiento del equipo como local.

El técnico alicantino renovó por completo el equipo. En su primer año no logró el objetivo, pero en el segundo, ya completamente instalado en el Pitiu Rochel, alcanzó la gloria de la mano de jugadores expertos a los que ya había tenido bajo su dirección, como Ander Torriko, Josu Arzoz o James Parker.

La asistencia de espectadores en los últimos partidos, ante Ciudad Real y Agustinos, con el pabellón lleno, anuncia el renacimiento del balonmano en Alicante de la mano de un equipo y un club cuya principal virtud, por encima de los triunfos, fue unir de nuevo a la ciudad alrededor del deporte que más gloria le dio.