La ignorancia es una mala aliada siempre y puede ser muy dañiña cuando se asienta en el poder. Los políticos ignorantes son peligrosos y tristemente en estos tiempos tenemos algunos ejemplos que lo están demostrando. Quien no quiere salir de sus errores solo sigue cometiéndolos. Como Trump. Ahora ataca al conocimiento, a la investigación, a la inteligencia, al lugar del saber, a uno de los pocos espacios en los que cabe todo menos la ignorancia.

Con Trump estamos viviendo situaciones que nunca pensábamos que íbamos a vivir. O que parecían del pasado. Ahora le ha tocado a la universidad. Nada menos que a Harvard. Es la segunda ofensiva. Esta vez contra la matrícula de alumnado extranjero de la que se nutre en gran parte esta prestigiosa universidad. Lo de menos son las razones por las que ataca, aunque también cuentan y más ante la dramática situación de Gaza. Lo que más preocupa son los objetivos que persigue, que tienen que ver con la guerra cultural y también con echar encima de una supuesta élite a gran parte de la sociedad que dice defender. A la que realmente engaña, pero ya se darán cuenta.

Aunque quizá sea demasiado tarde. Es triste ese empeño por ir en contra del conocimiento; del desarrollo; de la investigación; de la ciencia; del humanismo al fin y al cabo. Mas cerca de nuestra casa también hubo un grito que por desgracia se hizo famoso. Aquel “Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!” de Millán Astray, ante Unamuno en la Universidad de Salamanca. Entonces vencieron. Pero no convencieron. Ahora, en pleno siglo XXI, tenemos que impedir una cosa y la otra. Que no pasen.