El 26 de febrero, el Botánico, bar de copas ubicado en la calle Estafeta, instaló el sistema de doble puerta. “Somos conscientes de que hay un problema de ruido, vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para mejorar las condiciones de bienestar de los vecinos y reducir las repercusiones negativas de la hostelería. Queremos mejorar la convivencia porque para nosotros es muy importante que los residentes dispongan de unas condiciones dignas y que puedan vivir en el Casco Viejo tranquilamente”, reflexiona Ignacio Coscolín, propietario de El Botánico.
A principios de año, Ignacio acudió al Ayuntamiento para que los técnicos municipales le informaran sobre las condiciones del sistema y le resolvieran dudas. “El proceso ha sido sencillo, pensaba que iba a ser más complejo, con más trabas burocráticas. Nos ha facilitado la documentación que queríamos, la comunicación ha sido fluida y están por la labor de conseguir una buena convivencia entre hosteleros y vecinos”, señala.
El Botánico comprobó que disponía de espacio suficiente para montar el vestíbulo, contactó con un carpintero y un arquitecto y en una jornada, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, colocaron la doble puerta. “No nos supuso ningún perjuicio porque aprovechamos un día que estábamos cerrados al público”, indica.
La inversión, detalla, asciende a los 6.000 euros. “Es un esfuerzo económico que debemos hacer para crear un ecosistema de bienestar para todo el mundo”, subraya.
En este mes y medio, El Botánico ha funcionado “perfectamente” con la doble puerta y no han notado una bajada de la clientela. “La gente ha seguido viniendo igual. Los primeros días les chocaba, les parecía curioso y nos preguntaban. Nada más. Funcionamos con normalidad”, afirma.