Dice Manu Ayerdi, vicepresidente entre 2015 y 2019, que llevan no sé cuánto tiempo intentando cuadrar una comida de Gobierno. Pero, por una cosa o por otra, nunca sale una fecha. “Ahora, con el décimo aniversario, ya no se puede posponer más”, apunta.
“A ver, esto es como el chupinazo: ¿os imagináis que alguien dice no, tiramos el chupinazo el 9 de julio, que el 6 no me va bien? Pues no, hay que poner una fecha, y no moverla”, bromea Mikel Aranburu, consejero de Hacienda durante aquella etapa. “Aquí no puede haber proceso participativo”, añade Ana Ollo, la única que se ha mantenido en su puesto en los últimos tres Gobiernos, tanto el de Barkos como los dos de Chivite.
Es complicado juntar a todos los miembros de aquel Ejecutivo que hizo historia en 2015, cuando un vuelco político sin precedentes propició el desalojo de UPN del poder y la llegada de un Gobierno distinto, plural, de sensibilidad de izquierdas y euskaldun. El reportaje con DIARIO DE NOTICIAS lo ha conseguido en una mañana de domingo espléndida, propicia para los reencuentros –hay quienes siguen en primera línea de la política; otros, jubilados o retirados– y un pote por primera vez en mucho tiempo.
Hay quienes se ven con mucha frecuencia, porque siguen en la política: Barkos, que era la presidenta, es ahora senadora autonómica. María Solana fue consejera de Educación y ahora forma parte del consejo de RTVE. Fernando Domínguez, consejero de Salud entre 2015 y 2019, lo es también ahora, después de la etapa de Santos Induráin (2019-2023). “Estás exactamente igual”, le dicen en un corrillo en el que están Ayerdi y la exconsejera Isabel Elizalde, titular de Medio Ambiente. Domínguez reformula en alto la pregunta, convirtiéndola en una pregunta retórica.
De 'abuelos', seminarios y consejeros dedicados al folclore
De los abuelos –de los consejeros de aquel Gobierno que ya tienen nietos– es el único en activo. José Luis Mendoza, a los 71 años, está felizmente retirado. Dentro de poco, en junio, se trasladará a su refugio veraniego del Valle de Unciti, donde tiene una casa desde hace mucho tiempo. Viste una gorrilla y levanta la cabeza ante las imponentes torres de Salesianos. “Yo estudié aquí seis años. En el colegio, claro”, recuerda. “Y luego, ¿llegaste a estudiar en el Seminario?”, se le pregunta. “¿Cómo si llegué a estudiar en el Seminario? ¡Fui cura! Lo que pasa es que no estudié aquí, sino en el seminario de Zuazo de Cuartango, en Álava”. Otro abuelo –con una nieta de un año–, es ya Mikel Aranburu. Muchos de los que fueron sus colegas le dicen que tiene un aspecto buenísimo. “Sabía que iban a ser hoy las fotos y se ha puesto hasta moreno”, le dice, en cachondeo, Miguel Laparra.
Con los 70 recién cumplidos ya no quiere saber nada de la Hacienda ni de números. Sacó la oposición en 1980 y se jubiló el 7 de agosto de 2019, “justo el día en el que tomó posesión el siguiente consejero”. El año pasado publicó un libro: Convenio / Concierto, el sistema financiero y tributario de las Haciendas Forales. “Fue mi despedida. Ahora ya solo estoy en el folclore”, dice, medio en broma medio en serio. De hecho, el moreno le ha caído en Vilafranca del Penedés, donde ha estado en unas jornadas sobre txistus y castellers.
Una posibilidad, se les plantea, es que hagan una comida cada 24 de mayo, por celebrar el día de las elecciones de 2015 que propició el cambio de Gobierno. “¿Fue el 28 o el 24?”, duda Barkos. Fueron el 24, un día como hoy. “El 24, pero de julio, es cuando tomamos posesión como consejeros”, precisa Ayerdi. El día del cohete de Tudela. “Pero el día grande es el 25, Santiago Apostol. Pero como no vais a misa...”, bromea Mendoza. “Misas... ¡de presidenta, más que en toda mi vida!”, responde Barkos. ¿En alguna recuerda una homilía con algo de colmillo retorcido? “Una detrás de otra, querrás decir”, responde Barkos, riéndose. “Yo siempre que me invitaban, iba, como presidenta, porque creo que si te invitan tienes que ir y es algo importante para muchos ciudadanos. Pero anda que no ha habido veces que el cura ha dicho aprovechando que está aquí la presidenta, y entonces tiraba unos dardos...”, recuerda. Son algunos chascarrillos que surgen de conversaciones improvisadas en corrillos como los que muestran las fotos. Después, en los posados, la bici en la que llegó Miguel Laparra da algo de juego. A la mínima le recuerdan una de las frases que ya queda para la historia reciente de la política navarra: esa entrevista, precisamente en este periódico, en la Miguel Laparra auguraba 30 años de políticas progresistas para consolidar el cambio. De momento, ya van 10.