En la infancia, Jimena Curras correteaba por la librería de su madre, situada en la Zona Oeste de la provincia de Buenos Aires; y ya con 15 años trabajaba los sábados para ganar el dinero que necesitaba para disfrutar del fin de semana con sus amistades.
Durante dos años estudió para ser maestra, pero dejó el último curso al tener que guardar reposo por su embarazo. Cuando quiso retomar la carrera, el Gobierno había cambiado la Ley de Educación y no le convalidaban las asignaturas aprobadas. Como debía comenzar de nuevo, renunció a obtener esa titulación, y emprendió en el local de la librería, negocio que finalmente su progenitora cerró por falta de rentabilidad. Mientras tanto su padre ejercía de comercial.
Con 25 años Jimena instaló allá una tienda de ropa. "Me di cuenta de que me encantaba escuchar y atender a la gente", confiesa desde la mesa de su oficina en Gelisa, un establecimiento de diseño y confección de cortinas en la calle Alberto Magno de Pamplona.
Los problemas de la inflación
Junto a ella está sentada su hija Valentina Michelet, de 22 años, que trabaja con ella a media jornada durante las mañanas, empleo que compatibiliza con otro por las tardes en una tienda de cuidado personal y productos de belleza y hogar.
Jimena continúa con el relato de su historia: "Con 25 años me aventuré en un comercio de moda, pero la elevada inflación obligaba a cambiar diariamente los precios y llegó un momento en que eso era insostenible".
Esa etapa duró tres años y una vez concluida comenzó a entregar currículum en este sector. Pero la inseguridad en el país llevó a Jimena a dejar de trabajar para cuidar de sus hijos. Tiene tres. Incluso por ese motivo en 2020 tanto ella como su marido, comercial de profesión, decidieron venir a España. "La pandemia retrasó nuestros planes hasta 2022", relata esta emprendedora de 47 años.
¿Por qué Pamplona?
Antes de escoger el destino final, el marido de Jimena visitó Barcelona, Valencia y... finalmente Pamplona porque un pariente residía en la ciudad. Quedó encantado y así lo transmitió a la familia.
"Ofrece todo tipo de servicios, sectores que demandan empleo, seguridad y un clima agradable -de poco calor-", destaca Valentina, que tiene el título de tripulante de cabina -que nunca ha ejercido-, además de dominar el inglés y tres años de japonés.
Sin embargo, ella misma relata que al principio creía que la delincuencia sufrida en Argentina existía en Pamplona, y eso le impedía "salir de casa o usar el autobús sola". Pero, a medida que pasaron los meses, perdió el miedo. "Ahora ya no quiere que le acompañe", añade Jimena.
Tras obtener la tarjeta de residencia -pasó un año desde su llegada-, Jimena comenzó a buscar empleo en el sector comercial: primero en una empresa de alarmas y posteriormente en un local histórico de la calle Estafeta especializado en el textil del hogar -productos entre los que también había cortinas-.
Cada día usaba el transporte público para desplazarse de su vivienda en alquiler hasta el Casco Viejo y durante el trayecto consultaba el móvil para entretenerse. "Leí que por jubilación María Ángeles Gómez quería traspasar su comercio dedicado a cortinas y otros artículos del hogar después de 30 años", relata.
El regalo de Navidad
En diciembre se pusieron en contacto con María Ángeles y como si de un regalo de Navidad se tratara la anterior propietaria pudo mantener abierta su tienda -como deseaba- y Jimena se puso al frente de su propio local -como también perseguía-.
María Ángeles enseñó a Jimena todo sobre el negocio de las cortinas -el producto que sustenta principalmente la facturación de Gelisa-, y le presentó a proveedores y clientela -esta última muy variada-. "Un día María Ángeles me dijo que ya dominaba el negocio y que iba a dejar de venir, aunque siempre está disponible en el móvil por si necesito resolver dudas", cuenta agradecida. "Estoy sorprendida de lo que he aprendido desde febrero", reitera.
Web y redes sociales
Valentina señala que trabajan en actualizar la página web de Gelisa y en posicionarse en redes sociales, principalmente en Facebook e Instagram. "Contamos con estas plataformas para abarcar todos nuestros perfiles de clientes; y ahora debemos dotarlas de contenido", resalta.
La Asociación de Comerciantes ha estado pendiente de la culminación de este traspaso como recuerda Jimena. "Estamos satisfechas de estos ocho meses; incluso algunas personas muestran su agradecimiento por haber mantenido abierto el local", repite.
Además la relación de la familia Michelet-Curras con María Ángeles y su pareja va más allá de lo profesional. "Más o menos tienen la edad de mis padres, y al estar ellos tan lejos, la he adoptado como madre, y mi hija de nueve años, como abuela", concluye Jimena tras una hora de conversación.